CAPÍTULO 2: " La dulce bailarina"
Cuando llegamos a la casa de los Swan, tanto Charlie y Bella estaban allí, esperándonos en la puerta de la casa. El jefe, vestido con la ropa de trabajo, nos saludaba con la mano. Mientras que Bella, me sonreía solo a mi. Su sonrisa… como yo la recordaba. Era de un blanco puro e iluminaba cualquier rostro que se le acercaba. Llevaba puesta una camiseta azul de tirantes, y encima una cazadora de color tierra, que si no recuerdo mal, se la regalé yo hace unos años.
Aparcamos la camioneta delante de la casa, una casa que no cambiaba nunca. Eso me lo dijo Bella la última vez que vino. Se pasaba aquí todos los veranos, y nunca el jefe Swan cambiaba nada de la casa, así parecía que todavía seguían siendo una familia. Tan rápido como estacionamos la Chevy, me bajé del vehículo y fui corriendo a abrazar a Bella. La subí en brazos, dejando que ella me rodeara la cintura con sus piernas de bailarina, acurrucó su cabeza en mi hombro y me apretó hacia ella, pudiendo notar el calor de su cuerpo contra el mío.
- Qué guapo que estas Jake… Cada día estás más fuerte. – me susurró estas palabras en el oído, y luego la fui bajando hacia el suelo suavemente, sin dejar que pasara entre nosotros un mísero soplo de viento, y así seguir notando el latido de su corazón.
Entonces, sin esperármelo, se volvió a subir encima mío agarrándome esta vez más fuerte con sus largas piernas. La abracé con fuerza, acercándola de nuevo hacia mi pecho. Estuvimos así durante unos minutos, pero se pasaron rápido. Me los pasé deseando con todas mis fuerzas que no volviera a marcharse. Que no se fuera de nuevo, dejándome solo, nos dejara solos… Charlie, yo... Éramos las dos personas que más deseábamos que ese tierno y dulce ángel se quedara en Forks, alegrándonos cada día con su sonrisa y su dulce canturreo por las mañanas.
El jefe Swan, ayudó a mi padre a salir de la camioneta. Y entre los dos lo colocamos en la silla de ruedas para poder entrarlo en la casa. Charlie entró con él, y yo me quedé a fuera enseñándole el nuevo vehículo a Bella.
- ¿Es para mí? – dijo sorprendida
Yo iba a la escuela de la Reserva Quileute de La Push, no podía estar en el instituto de Forks, no era muy bien recibido, ya que con la manada, habíamos causado algunos problemas allí hacia unos meses, pero no me importó mucho y acompañé a Bella.
- Bella, no te preocupes por mí, estaré bien aquí, quiero ser tu apoyo este día. No sabes lo que puede ocurrir, y menos a ti. Con lo patosilla que eres… cualquiera me avisará para decirme que te has caído, y quiero estar aquí para ayudarte! - le sonreí con una de mis sonrisas que tanto adoraba y le di un beso en la mejilla. Haciéndole ver, que si me necesitaba, yo estaría allí.
La esperé allí en el coche sentado, en el aparcamiento del colegio, escuchando música e ignorando las miradas despectivas que me echaban los estudiantes. Hacía una mañana soleada y calurosa cuando llegamos, pero sobre la once, una nube espesa y gris se plantó en medio del cielo. Entonces apareció por la entrada izquierda del aparcamiento un flamante volvo plateado a más de 100k/h y entonces me alegre más que nunca de haber ido.
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