lunes, 16 de noviembre de 2009

Otra alternativa ( capítulo Final)


Otra alternativa ( Capítulo final)
Una vida nueva

“ Señores pasajeros les comunicamos que el vuelo 3267 con destino a Alaska saldrá con retraso por motivos meteorológicos, disculpen las molestias”
Genial, creo que me espera una divertida noche en el aeropuerto.
Decidí sentarme en el suelo apoyando mi espalda junto a la pared, toda esa gente protestando por el retraso del vuelo me estaban poniendo nerviosa y aquellos bancos desde luego no estaban pensados para pasar la noche.
Seleccioné unas cuantas canciones en mi mp4, comenzaba a tener hambre y recordé los sandwiches que mi madre se había empeñado en meterme en la mochila, menos mal que no me hizo caso y pese a mi negativa ahí estaban aquellos deliciosos sandwiches.
Cogí uno y me lo comí despacio, saboreando cada bocado ¿ Cuándo sería la próxima vez que volvería a ver a mis padres? ¿Tal vez por Navidad?
Cuando terminé cerré los ojos esperando quedarme dormida, pero apenas podía conciliar el sueño. Los demás pasajeros comenzaban a tumbarse en los bancos sirviéndose de sus equipajes de mano como almohadas. Habían asumido que la noche sería larga.
Rebusqué en mi mochila el libro que me había regalado mi padre de anatomía, , mi mochila era un completo desastre, con los nervios había metido cosas que seguramente no me servirían de nada, sin embargo el libro de anatomía no estaba y en su lugar había metido aquel pequeño y desgastado libro que un día encontré en una caja en el garaje de mi casa, el libro que Edward conservaba de Bella. Creía haberle devuelto todas esas cosas y no recordaba que podía hacer aquel libro allí. Abrí el libro justo por la mitad y del interior de sus páginas cayó al suelo una fotografía. La recogí y me quedé observando su imagen, sentí exactamente lo mismo que aquella primera vez que la ví. Hacia dos años, ya de eso, nunca olvidaría aquel rostro, aquellos ojos caramelo , sin embargo al contemplar la fotografía volvía a ver la belleza de aquel maravilloso ser. Un ser que había sido real pero imposible.
Mi mente retrocedió dos años atrás y comencé a repasar los últimos momentos vividos al lado de Edward.
La noche en la que fui rescatada por Edward y sus hermanos de aquella sádica vampira tomé una decisión. Sentí que aquel mundo no era para mi. Tal vez podría haberlo sido pero la verdad es que Edward no me dajaría entrar en el. Yo hubiese estado dispuesta, pero después de separarnos en el camino que iba hacia mi casa y que Victoria me atrapase, comprendí que Edward no estaba preparado. Sus sentidos le habían fallado porque todos y cada unos estaban concentrados en otra persona, esa persona evidentemente no era yo, sino Bella.
Edward lo sabía y podía leer su culpa en sus maravillosos ojos, y eso que apenas conseguía que me mirase.
Los días transcurrieron sin mas, Edward se colaba por mi ventana para comprobar que me encontraba bien y yo simplemente fingía dormir, por supuesto no le engañaba, pues mucho antes de que el entrase ya sabía que no quería verlo. Resultaba demasiado doloroso.
Una mañana me encontré mejor y con fuerzas suficientes para visitar a Edward en la cabaña del bosque.
El camino se me hacía extraño, Rusty me acompañaba como había sido costumbre , crucé el río por el mismo paso de siempre y por fin, tras caminar nos minutos encontré la cabaña de Edward.
Todo estaba exactamente igual. Para mi habían pasados siglos desde al última vez que estuviese allí. Aquella última vez quedaría para siempre en mi memoria.
No quise entrar, no quería que todo lo que tenía que decirle que por otra lado estaba segura de que el ya sabía me resultase mas difícil, aun si pasaba dentro de la cabaña.
Edward no tardo en presentarse ante mi como si de un rayo se tratase.
- Hola – me dijo mientras acariciaba con el dorso de su mano mi mejilla - Ya apenas recordaba el calor que desprendes - continuó diciendo sin dejar de tocarme el rostro.
- Hola Edward, siento mucho no haber hablado contigo antes.
- No hace falta que te disculpes, yo soy el único que debería hacerlo. Casi te matan por mi culpa.
- Si, es verdad, casi me matan, pero no por tu culpa. Yo sola me he metí en este lío, tu me advertiste de ello y yo insistí. Creí estar segura contigo y la verdad es que me equivocaba
- Sylvia... yo .. lo siento no se que me pasó, no se como no escuché a Victoria.
- Edward no quiero reprocharte nada, todo salió bien y no quiero pensar mas en Victoria y en todo lo que pasó. Hiciste lo imposible por salvarme y lo conseguiste. Te estoy muy agradecida por ello de verdad. No quería morir.
- Pero si no nos hubiésemos conocido no hubieses estado expuesta.
- En eso te doy la razón. Desde que te he conocido he estado expuesta a muchas cosas, a la muerte, al amor, al desengaño... Cosas que no había experimentado nunca antes y que ahora conozco. Es complicado...
- No se que decir Sylvia.. me siento mal por ti por todo esto que ha ocurrido.
- Lo sé Edward... Nunca dejarás de pensar en Bella y hasta que no sepas que es de su vida y si aún piensa en ti no podrás superarlo. Puedes quedarte aquí solo, esperando que otra familia ocupe la casa de los Cullen y otra chica intrépida averigüe lo maravilloso que eres o puedes ir en busca de tu verdadero amor.
- ¿ Y que pasará contigo? Yo te quiero Sylvia, sé que te quiero.
- Pero no soy Bella , no nos podemos engañar y por otro lado no quiero que mis padres vuelvan a pasar por otra misteriosa desaparición, no soporto que sufran y estos días han sufrido mucho.
- ¿ Entonces es un adiós?
- Si, Edward lo es, no me busques no te cueles por mi ventana, no veles mas por mi y hazme caso, busca a Bella.
Mis ojos comenzaron a empañarse de lágrimas, apenas podía creerme lo que estaba diciendo, pero era sincera, lo sentía así, no podía condicionar a Edward y todo su mundo, es lo que había hecho desde el primer día que puse mis ojos en el. Era hora de dejarle ir, de dejarle con su vieja historia, aquella que le acompañaría todo la vida.
Sentí el impulso de abrazarlo pero me mantuve fuerte y sin mas di vuelta atrás regresando por el camino que nunca mas recorrería.
Esa fue la última vez que vi a Edward.
El último año me centré en mis estudios. Tenía claro que quería estudiar medicina. Chloe se había quedado en Europa, al parecer conoció a un parisino y decidió que quería estudiar allí, así que sus planes de ir a la universidad de California habían sido trastocados por algo tan absurdo como el amor.
Había llegado a esa conclusión, el amor era absurdo y decidí que quien quisiera enamorarme lo iba a tener muy difícil, no estaba para nada preparada para ello.
El año pasó deprisa, aunque la rutina formaba parte de mi vida, no me resultó tremendamente aburrido. Salí algunas veces con un chico nuevo que llegó a mitad de curso, Zack.
Era gracioso y me hacía pasar buenos ratos, también quería ser médico así que pasábamos mucho tiempo hablando de medicina.
De vez en cuando íbamos al cine o a cenar , hacíamos los trabajos juntos y nos solíamos sentar juntos en el comedor.
La hora del comedor era lo peor para mi, desde mi desaparición había pasado a formar parte de las leyendas urbanas de Forks y la gente me miraba como a un bicho raro.
Eran increíbles las cosas que se contaban , pero ninguna de ellas superaba la realidad.
Alguna noches soñaba con Edward, eran sueños bonitos en los que el no era un vampiro y yo caminaba por la playa a luz de sol, los rayos del sol no me dañaban y ambos caminábamos de la mano por la orilla del mar. Esos días en los que soñaba ,cuando despertaba tenía el presentimiento que iban a ser días llenos de melancolía para mi y no me equivocaba...
Llegó el día de la graduación, estaba emocionada por ello. Tras la graduación pasaríamos un mes en Alaska buscando un apartamento cerca del campus. Iríamos todos menos Chloe.
Alaska me gustó muchísimo, sabía que su clima era bueno para mi y la universidad era perfecta.
El resto del verano lo pase con Zack en Forks, a menudo íbamos a la playa, cuando el sol ya no podía hacerme daño. Me enseñó a hacer surf y aunque no hice muchos progresos fue muy divertido.
Y ahora me encontraba a punto de cambiar mi vida por completo. De nuevo miré la fotografía, recordé el día que llevé los objetos al jefe Swan y guardé aquella fotografía en el bolsillo de mi abrigo.
¿ Qué sería de Edward? A menudo me hacía esta pregunta.
Un día me encontré al jefe Swan en el supermercado y me atreví a preguntarle por su hija Bella. Intentaba conseguir una pista pero me dejó igual que estaba. Su respuesta fue “ está bien , gracias “ y se marcho rumoreando algo que no alcancé a escuchar.
- “Señores pasajeros del vuelo 3267 con destino a Alaska, les informamos que el vuelo saldrá en 1 hora, diríjanse a la puerta de embarque.”
Por fin! Recogí todas las cosas que había sacado de mi mochila y me puse de pie de un salto. Me dirigí a la puerta de embarque donde ya empezaban a agolparse el resto de pasajeros.
Las azafatas comenzaron a pedir las tarjetas de embarque , parecía que por fin saldría el vuelo.
En el avión me quedé completamente dormida y cuando desperté estábamos tomando tierra.
No tardé en llegar al apartamento. Allí me esperaban Karen y Christina, mis nuevas compañeras de casa. Me instalé en mi habitación, no era muy grande pero tenía un gran ventanal y el paisaje era precioso.
Los siguientes días los pasé haciendo unas compras y acomodándome en el apartamento.
Llegó el día del comienzo de las clases. Estaba nerviosa, mis padres me llamaron a primera hora de la mañana para desearme suerte, los extrañaba muchísimo. En toda mi vida no me había separado de ellos y ahora comenzaba una vida independiente.
El campus ya lo conocía del verano que pasé con mis padres. Aún así, me costó encontrar algunas clases.
Mi última clase del día era en el laboratorio. Llegué de las últimas y no había muchos sitios libres, Era una clase muy solicitada por lo que pude comprobar.
Me coloqué en una de las mesas que encontré libre. Tan solo un chico ocupaba aquella mesa de laboratorio. Todos iban con batas blancas gorros de cirujano y mascarillas. Me coloqué a su lado saludándole, él no hizo mas que una mueca que apenas pude apreciar, pues estaba muy concentrado en unas muestras.
Saqué mi indumentaria y me dispuse a analizar las pruebas que el profesor me había dejado junto al periscopio.
Mi compañero no me hablaba, seguía concentrado en sus cosas, pensé que era un antipático y decidí centrarme en el trabajo.
Algunas muestras eran resbalosas y en un descuido empuje con el codo una de ellas que se precipitó al suelo. Sin embargo no llegó a caer. Mi misterioso compañero la cogió al momento, con unos extraordinarios reflejos y a una velocidad asombrosa, casi imperceptible. Dejó la muestra sobre la mesa y volvió a sus muestras.
Estaba conmocionada pues aquel rápido movimiento solo se lo había visto hacer a una persona. Toqué su hombro y el apartó la mirada del periscopio mirándome fijamente a los ojos.
No podía ver mas que sus ojos, ya que su rostro continuaba tapado por aquella mascarilla, pero aquellos ojos eran inconfundibles. grandes, color caramelo, y esos reflejos... ¿ estaba loca? ¿ Podía ser cierto?
-¿ Ed... Edward? – la voz me temblaba , las manos me sudaban
Mi compañero se quitó la mascarilla , se quedó en silencio mirándome fijamente.
- Hola Sylvia
- ¿ Qué.. qué haces aquí? ¿ cómo...??
- ¿ Quieres comer conmigo? Puedo explicártelo
Nos dirigimos a la cafetería de la universidad, evidentemente Edward no comería, pues ya conocía la historia de sus días de instituto en el comedor.
Nos sentamos en una mesa. No podía dejar de mirarle, no podía creer que estuviese delante de Edward, después de tanto tiempo. No comprendía nada.
- No soy capaz de saber que piensas en este momento – dijo divertido
- La verdad es que estoy... impresionada, muy impresionada.
- Lo sé – sonrió y una vez mas me pareció el ser mas maravilloso del universo.
- ¿ Cómo te ha ido este último año? – me preguntó divertido
- Bueno bien.. me gradué y bueno aquí estoy, este era el plan
- Si, ya veo que lo conseguiste.
- ¿ lo dudabas?
- No en absoluto, siempre he creído que no tendrías problema en graduarte .
- ¿ Por que estas aquí Edward? ¿ Cómo sabias que yo...?
- Espera Sylvia, sabía que vendrías a Alaska, y también que estudiarías medicina. Y si, te he estado esperando. ¿ he contestado a todo?
- ¿ Por qué? – pregunté perpleja
- Porque este era mi plan. Una vida nueva para mi. Te hice caso. No quería estar solo. Visité a Bella. Su vida estaba en orden y me sentí feliz por eso. No me dolió, no me hizo daño saber que había rehecho su vida, pero me dolía cada día que pasaba lejos de ti. Tu lo habías dejado claro. No querías esta vida conmigo, no querías misterios, ni oscuridad y yo no podía ofrecerte nada mejor.
Mi única opción era esperarte, ¿qué es un año para alguien que dispone de toda la eternidad? Mi familia vive aquí ahora, ¿recuerdas?
Regresé a casa con mis padres y mis hermanos, les conté todo lo que había pasado aunque ya estaban enterados por Alice y Emmet .
Te vi en verano, llegaste con tus padres, Alice me lo dijo, ella te vio. No sabes como deseaba acercarme a ti pero no quería que fuese de esa manera.
- Y .. ¿ ahora? – pregunté mientras unas lágrimas resbalaban por mis mejillas.
- Ahora somos dos personas que se acaban de conocer, en un país en el que las leyendas sobre los Cullen no existen. Podemos estar juntos sin escondernos, hacer una vida casi normal
-
- Pero Edward tu... sigues siendo un vampiro
- No voy a dejar que te pase nada, voy a cuidar de ti hasta que tu digas basta, nunca te volverá a pasar nada. Te lo prometo.
- No lo se.. todo esto es... no se que decir.
- Di que si, dime que quieres estar conmigo .

Epílogo : Siempre hay Otra alternativa

Es navidad, mis padres y Chloe vienen a Alaska a pasar las navidades, al principio no se mostraron muy conformes, no era lo que tenían pensado pero les insistí contándoles que mi novio y su familia estaban deseando conocerlos y que celebraríamos todos juntos la navidad. Al final cedieron.
Edward y yo decidimos mudarnos a un apartamento de una sola habitación. Allí tendríamos mas tiempo para estar solos.
Desde que habíamos vuelto a estar juntos no nos habíamos separado. Su familia me acogió como si me conociesen de toda la vida. Todos fueron fantásticos, incluso Rosalin que aunque algo fría enseguida congeniamos. Creo que empezaba a asumir que su hermano tenía preferencia por los mortales en el tema del amor.
Mis padres llegaron el 24 de diciembre por la mañana. Edward y yo los recogimos en el aeropuerto. Edward se comportó como un perfecto caballero y se ganó a mis padres enseguida.
La cena fue maravillosa, era divertido ver a los Cullen hacer un esfuerzo por comer y a mis padres elogiar las cualidades culinarias de Esme, quien había encargado toda la cena al mejor restaurante de la ciudad..
Cuando por fin dejamos a mis padres en su hotel, ya en el apartamento Edward me dijo que tenía un regalo de navidad muy especial para mi.
- Me encantan las sorpresas, no creo que pueda esperar a mañana- le dije con una sonrisa picarona.
- Entonces te lo daré ahora.
Sacó de un cajón una cajita cuadrada, bastante antigua, la verdad es que aquella cajita me sonaba haberla visto antes.
La puso entre mis manos y la abrió.
- Sylvia, este anillo perteneció a mi madre, imaginas cuanto tiempo tiene... , lo he guardado pensando en que algún día podría llevarlo la persona con la que decidiera pasar mi vida. Quiero que lo tengas tu.
- Dios mio Edward, es precioso. Lo recuerdo ¿ sabes? Lo encontré con el resto de tus cosas.
- Quizás fue el quien te encontró a ti y no al revés.
- Es posible... Edward... esto quiere decir que...
- Quiere decir que quiero estar contigo siempre .
- Pero, Edward tu siempre seras el mismo y yo cambiaré, eso lo sabes ¿ no? No siempre seré igual
- Para mi si lo serás, me da igual el aspecto que tengas.
- Nunca habíamos hablado de esto y ahora que sacas el tema estoy muerta de miedo. No quiero imaginar el día que dejemos de estar juntos.
- Sylvia, ¿sabes que?
Me quedé expectante mirando sus ojos traviesos, aunque no podía leer lo que su mente tramaba.
- ¿ Qué Edward?
- Siempre hay otra alternativa
Inclinó mi cabeza yo cerré los ojos su boca se posó sobre mi cuello repasando con los labios toda mi yugular, sentí que se aferraba cada vez mas a mi, cuando como agujas sentí sus comillos sobre mi piel.
Fin

Agradecimientos:

Quiero agradecer a todos los que habeis seguido esta historia el haberme dado energía para continuarla, aunque en ocasiones haya estado ausente, siempre esta historia ha estado en mi mente desde el día que la comencé.

Tambien quiero agradecer los debates que ha suscitado Otra alternativa, eso es lo mejor de todo, opiniones de todas las clases.

Gracias por entender que esto es un fict y que no pretende compararse en absoluto con la maravillosa saga de Meyer, aunque las comparaciones puedan ser obvias en ocasiones.

Gracias a todos y hasta siempre.

Raquel










domingo, 27 de septiembre de 2009

Otra alternativa ( capitulo27 y 28 )

Salvada

Me encontraba de nuevo sola. Aquella macabra vampira había decidido no matarme por el momento. Pero presentía que su paciencia comenzaba a agotarse.
Tenía las piernas entumecidas, las muñecas me dolían a causa de la presión de las cuerdas y para colmo notaba como la cueva se encharcaba cada vez mas. ¿ Que estaría pasando? ¿ porque cada vez había mas agua?
No tenía plena conciencia de donde me encontraba. De lo que estaba completamente segura era de que el mar no estaba lejos. Desde donde estaba podía escuchar el ruido de las olas cuando chocan contra las rocas.
De pronto caí. Sabía exactamente donde estaba. Sabía porqué la cueva estaba cada vez mas encharcada. Me encontraba en una de las grutas del acantilado y era muy posible que no fuese precisamente la mas alta. Comprendia que el agua venía del propio mar. La marea estaba subiendo a una velocidad vertiginosa y muy probablemente inundara aquella gruta que apenas tenía altura.
Así que a mi causa se sumaba además de estar amenazada de muerte por un vampiro el hecho de que podía morir ahogada.
Genial, no había salida para mi.
Comenzaba a darme todo igual y empecé a pensar en la mejor forma de morir.
Quizás fuese mas agradable sumergirme en las profundas aguas marinas y ser arrastrada por la corriente a que unos dientes afilados me dejasen seca por dentro y en el peor de los casos que mi asesina cumpliera su promesa, arrancarme la cabeza.
Si, definitivamente prefería morir ahogada.
El nivel del agua seguía subiendo, ya me cubría las rodillas, intenté ponerme en pie, pero mis piernas no podían con mi peso. Caí desplomada golpeándome contra el duro suelo, ahora mojado.
Mi final estaba cerca y Edward... ¿ Dónde estaba? ¿ me estaría buscando?
Ya no tenía esperanza alguna de que Edward acudiese en mi ayuda. Era muy poco probable que supiese donde estaba.
Mientras, el agua continuaba subiendo y me dispuse a dejarme morir.
Cerré los ojos y esperé a que el agua me cubriese por completo, me puse de rodillas, eso me daba algo mas de tiempo ya que ganaba en altura, Aún así el mar tenía prisa en llevarme y en pocos minutos el agua me llegaba a la barbilla. De vez en cuando tragaba agua y el sabor salado del mar me producía una terrible sed. ¿ Como podía pensar en beber cuando iba a morir? Quizás no estuviese tan preparada como pensaba para dejarme morir de aquella manera.
El agua ya me cubría por completo, mi cuerpo ya no era mi cuerpo, ahora estaba a merced del mar, esperaba no morir en aquella cueva y que al menos pudiese perderme en el infinito mar.
Mis pulmones no encontraban el oxigeno necesario para sobrevivir y mi mente empezó a apagarse, esperando el momento en el que ya no pudiese pensar, no pudiese soñar.
Sin embargo parecía que ese momento no fuese a ocurrir, mi mente aún estaba en activo y mis pulmones comenzaban a llenarse de aire.
¿ Que estaba pasando? Decidí abrir los ojos pero lo que veía me era confuso y de nuevo volvía a cerrarlos.
Pude ver a la vampira psicópata y a una mujer pequeñita de aspecto inofensivo, ágil muy ágil. Pude ver como se mantenía en guardia. Mientras, el agua iba y venia. Decidí una vez mas probar a abrir los ojos y esta vez vi unos brazos musculosos que me alzaban e intentaban sacarme de aquella cueva, No sabía a quien pertenecían.
Todo era tan confuso, pasaba a tal velocidad que me era muy difícil saber que estaba ocurriendo. Hice un intento por volver a mirar a mi alrededor y por fin le vi.
Edward estaba al lado de la mujer pequeña, se enfrentaba a mi asesina. Estaban en posición de ataque.
Temí por el, por aquella muchacha. De pronto se enzarzaron en una lucha encarnizada.
No pude ver mas, mis ojos se terminaron por cerrar y sumirse en un largo y placentero sueño.


Otra Realidad ( capitulo 28 )
Desperté de pronto sudando, había tenido una horrible pesadilla. Unos afilados colmillos se clavaban en mi garganta. Al principio era placentero después resultaba ser muy doloroso, tanto que era imposible de soportar. Pasé mi mano alrededor de mi cuello. Todo parecía estar bien.
Me encontraba en mi habitación,o mejor dicho en la habitación de Edward.
Desde que sabía que aquella habitación había sido la suya dejé de considerarla mía.
Era de noche y la luna llena iluminaba parte de la oscuridad del dormitorio. Me acerqué hasta el gran ventanal ¿ Cuánto habría dormido? Comencé a pensar en todo lo acontecido y de pronto sentí miedo. Nada volvería a ser como antes. Lo que había vivido había sido tan horrible que me era insoportable el solo echo de recordarlo. Todo había acabado bien si, pero podría haber sido de otra manera.
Corrí de nuevo a la cama y me cubrí hasta la cabeza con la colcha. Quería borrar de mi mente todos los recuerdos.
Comencé a comprender que yo era una persona frágil y que todo lo que me había rodeado hasta ahora me superaba con creces. Yo no era ninguna heroína y tampoco quería serlo. Después de todo mi único deseo era volver a ser normal. Aquella chica vampiro que temía a la luz del día, aquella chica que se conformaba con poco.
Pondría fin a toda esta historia.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Otra Alternativa ( cap. 25 y 26 )


Oscuridad
Me dolía la cabeza, el cuerpo entero, mis ojos apenas podían ver nada, la oscuridad me impedía ver exactamente donde me encontraba.
El golpe debía de haber sido fuerte, el dolor cada vez era mas intenso.
Me encontraba atada de pies y manos y confusa muy confusa.
¿ Que hacía en esas circunstancias? ¿ Me habían secuestrado? ¿ Qué estaba ocurriendo?
Comencé a gritar auxilio, lo único que obtuve por respuesta fue mi propio eco.
Debía de encontrarme en una especie de cueva, pues apenas había altura además podía sentir la humedad del lugar. Mis ropas estaban empapadas pero el suelo no parecía mojado. No sabía bien porque me encontraba empapada.
Intenté en vano soltarme de las cuerdas pero estas habían sido atadas a conciencia.La desesperación comenzaba a invadirme.
Pensé en mis padres y sentí una angustia infinita, estarían muertos de la preocupación y por supuesto me estarían buscando .
Comencé a llorar, quería salir de allí ¿ Quien me había hecho esto? ¿ Quien me tenía aquí?
Entonces recordé a la mujer que me sorprendió en el sendero que llegaba hasta mi casa, acababa de despedirme de Edward.
Aquella mujer fue muy rápida, apenas pude fijarme en ella porque en cuestión de centésimas de segundo ella estaba a mi lado y después.. después ya no recuerdo nada, solo este dolor de cabeza, me debió golpear, pero ¿como he llegado hasta aquí?
-Edward, -susurré, -¿ donde estas?
De pronto una voz femenina me sorprendió...
- No insistas, tu querido Edward no va a venir- Era la mujer que me había golpeado, caminaba hacia mi como si estuviese flotando, se acercaba de una forma amenazante.
Se detuvo delante mía, yo miraba hacia el suelo, con una de sus manos sostuvo mi barbilla y me obligo a mirarla.
No había mucha luz pero era guapa, tenía una larga cabellera rojiza .
- Por mucho que lo intentes, Edward no vendrá - sentenció muy segura de si misma
Pensé que debía de conocer a Edward, ¿ Por que hablaba de el como si le conociese? ¿ de que se conocían?
- ¿ quien eres? ¿ por que me tienes aquí? Déjame irme por favor - apenas podía hablar, los sollozos se mezclaban con mis palabras y apenas conseguía unirlas. No sabía si me había entendido siquiera.

- ¿ Dejar que te vayas? Ni hablar, he esperado mucho tiempo para por fin darle una lección a ese estúpido vampiro y por fin ha llegado la hora y tu me vas a ayudar.
- ¿ Pero por qué? ¿ que tengo yo que ver en todo esto?
- Tu serás mi moneda de cambio, eso claro, siempre que tu querido Edward te encuentre. Si en 48 horas tu amiguito no te ha encontrado yo misma te mataré y dejaré tu preciosa cabecita en la puerta de su cabaña, para que al menos tenga un recuerdo.
- ¿ Y si aparece? ¿ Que harás si aparece?
- Primero me ocuparé de el y como acabaré muy cansada, porque he de reconocer que Edward es fuerte, cuando termine con el, me tomaré un almuerzo, tendré que recuperar fuerzas. Ya ves querida, de todas formas vas a estar muerta.
Recordé que Edward me había hablado de la existencia de otros vampiros, pero nunca de que tuviese a uno como enemigo. Aquella mujer iba a matarme, la única opción que tenía era que Edward me encontrase en un plazo de 48 horas y además debería acabar con ella. ¿ Qué posibilidades tenía? Sabía la respuestas, pocas, muy pocas, Edward ni siquiera había acudido en mi ayuda cuando esa mujer me asaltó, se acababa de marchar, ¿ Como era posible que no hubiese escuchado nada?
No estaba muy segura de haber pedido ayuda con mis pensamientos, pero y a esa mujer.. ¿ No le podía leer la mente?
Comencé a desesperarme, quise luchar contra el miedo que me poseía pero fue imposible, aquella mujer me iba a matar de una forma u otra.
- Edward, por favor, ayúdame... – pensé con todas mis fuerzas.

48 horas
La noche había caído, los lobos estaban haciendo todo lo que podían y mas, yo me sentía perdido, mis sentidos por primera vez en mi larga vida de vampiro estaban bloqueados, quizás la culpa fuese el motivo.
No había ni rastro de Sylvia, ya ni siquiera sabíamos si seguía con vida o Victoria había acabado con ella.
Jacob llego velozmente donde yo me encontraba. Parecía contrariado.
- El rastro de Sylvia se pierde en el acantilado, Leah y los demás han rastreado todo el bosque y la playa de la Push, sin embargo los dos rastros se pierden en el acantilado, el de Sylvia y el de Victoria.
- ¿ Quieres decir que ha huido por el mar?
- Creo que los chupasangres sois buenos nadadores ¿no es así?
- Lo somos, Victoria ha debido de huir por el mar con Sylvia, pero la cuestión es ¿ dónde han podido ir?
- No quiero parecer pesimista pero es muy probable que estén muy lejos, es casi imposible saber donde se encuentran. Nosotros no podemos hacer mas.
oSentí que me ahogaba, no podía ser que hubiese puesto la vida de Sylvia en peligro, no podía repetirse la historia de nuevo. ¿ Acaso estaba condenado en mi eterna vida a que todas las personas que me importaban sufriesen?
Jake y el resto de la manda se despidió, esa misma noche, no si antes asegurarme que estarían al tanto de cualquier movimiento o rastro que pudiesen percibir.
No quería darme por vencido pero ¿ Donde debía buscar?.
Intenté concentrarme al máximo , mis sentidos tenía que reactivarse, ahora era cuando mas los necesitaba y no me podían fallar.
Mi talento me estaba jugando una mala pasada pero tenía fe en que si ponía todo de mi parte podría volver a recuperarlo.
De pronto alguien me golpeó la espalda de un modo afectivo. Esa manera de golpear solo podía pertenecer a una persona.
Emmet mi hermano estaba detrás de mi , a su lado mi querida Alice mostraba la mejor de sus sonrisas , aquella que tanto añoré todo el tiempo que pasé lejos de ellos.
- ¿ Que pasa hermanito, acaso creías que te íbamos a dejar solo con este marrón?- Emmet seguía como siempre, su tono socarrón no había cambiado nada, pero me alegraba enormemente de verlo.
- Déjale Emmet, - le regañó Alice y se abrazó a mi con fuerza.
- Te he echado de menos Edward.
- Yo también a vosotros pero... ¿ Que estáis haciendo aquí?
- Bueno, Alice tuvo una de sus visiones y la cosa no acababa muy bien que digamos. Carlisle nos dio permiso para venir y ayudarte en lo que hiciese falta.
- Entonces ¿conocéis la historia? – Pregunté asombrado.
- Alice no ha dejado de seguir tu vida a través de sus visiones, he de confesar que los últimos 9 años han sido de lo mas aburridos, pero este último año ha sido muy... interesante
- No le hagas caso Edward, ya sabes como es... Te he visto en peligro y no hemos dudado en acudir a ayudarte. Se donde está Sylvia , los lobos tienen razón su rastro se pierde en el mar pero debes de estar tranquilo, aun no está muerta. Victoria tiene un plan. Antes te quiere a ti.
- ¿ Que podemos hacer? Con cuanto tiempo contamos?
- Poco Edward, Victoria empieza a impacientarse, tiene muy claro que si no da contigo matará a Sylvia.
- ¿ Entonces que hacemos Alice?
- Le daremos lo que quiere... a ti
Emmet se decidió a intervenir en el plan.
- Contamos con el factor sorpresa hermanito, ella te espera a ti pero en ningún caso se imagina que Alice y yo hemos venido a ayudarte. No tiene nada que hacer. Tu distraerás a Victoria y Alice cogerá a la chica, yo te cubriré las espaldas, - aunque si lo ves difícil puedo encargarme de esa pelirroja, estoy de buen humor y no tardaría nada en deshacerme de ella.
- No! Esto es algo entre Victoria y yo. Tengo que acabar de una vez por todas con todo esto.
Los tres corrimos hasta el acantilado donde los lobos habían perdido el rastro de Sylvia. Alice se concentró una vez mas.
- Si, han huido por aquí, Victoria se arrojo al mar con Sylvia, es una gran nadadora. Tranquilo Sylvia está bien, están en una cueva, deben de ser las cuevas que hay al otro lado del acantilado.
- Es fácil llegar hasta allí, lo mejor es que tu vayas primero así Victoria prestará toda su atención en ti. Emmet y yo iremos detrás.
- Muy bien, lo haremos así.De pronto a Alice le cambió la cara, había visto algo algo que no estaba ahí antes. Su visión había cambiado radicalmente. Algo no iba bien. ¿ Qué había pasado? Mi mente de pronto como si de un clic se tratara comenzó a funcionar y pude volver a escuchar a mi hermana a través de sus pensamientos. Algo horrible iba a ocurrir o quizás hubiese ocurrido ya. Las posibilidades de llegar a tiempo eran muy escasas. Sylvia podría estar muerta en este preciso momento.




lunes, 24 de agosto de 2009

Otra alternativa ( capítulo 24)

La manada
Aparecieron en grupo, al menos una docena de enormes lobos, entraron en el claro.
Jake era el mas grande, entre el y yo existía una rivalidad que provenía de los tiempos en los que yo salía con Bella. El siempre había estado enamorado de ella. Cuando yo la dejé, el fue su refugio. Su odio hacia a mi era evidente.
- Creía que los chupa sangres tenían prohibido cazar aquí – dijo con desdén
- Y yo creía que los chuchos no podían husmear por el bosque y sin embargo lo has hecho
- Tenía mis razones
- Esas razones ¿no tendrán un nombre? – Si, el era el lobo que había asustado a Sylvia en alguna ocasión. Yo sabía que no pretendía hacerla daño, tan solo quería avisarla, pero ni intentándola meter miedo con su aspecto de lobo lo había conseguido. Sylvia jamás se había alejado de mi.
- ¿ Ya te la has merendado?- típico comentario mordaz de Jake, muy propio de el.
- Vamos, chucho, yo no tengo la culpa de que ellas me prefieran a mi.
Mi respuesta no debió gustarle, pues se puso en posición de ataque y me enseñó sus colmillos, a lo que yo respondí con una sonrisa. No pensaba luchar con el, no le iba a dar ese gusto.
- Deja de hacerte el fuerte, no estoy aquí buscando guerra.- le dije convencido.
- ¿ Entonces que quieres?
- Sylvia ha desaparecido, estoy rastreando el bosque.
- ¿ tu rastreando? Te recuerdo que la última vez que lo intentaste casi matan a Bella.
- ¿Puedes olvidar por un momento el pasado?- Ese chucho empezaba a cansarme, estaba perdiendo la paciencia.
- - Ha desaparecido en el camino del bosque, Charlie la ha buscado por todas partes, no hay rastro de ella, su olor s pierde en el sendero. Ya sabes que no tengo muy buen olfato, sin embargo tu podrías ayudarme.- No estaba muy seguro de que aceptase, pero tengo que confesar que su respuesta me sorprendió.
- Leah te acompañará hasta el sendero, ¡leah, rastrea los alrededores de la casa de los Cullen!- ordenó jake, algo que a juzgar por sus pensamientos no le sentó demasiado bien.
- – El resto peinaremos el bosque, nos reuniremos aquí al caer la noche.
La manada al completo desapareció entre los árboles y yo me quedé solo con la única compañía de Leah, he de confesar que esta loba siempre me ha dado algo de miedo, no por su condición de licántropo, mas bien por su mala uva.
Llegamos a toda velocidad al sendero que llevaba hasta la casa, leah comenzó a olfatear cada palmo del camino. Cuando hubo acabado me habló por primera vez.
- Como bien dices aquí se pierde su rastro, sin embargo se te ha pasado algo por alto- continué expectante , no sabía que podría ser.
- ¿ Que quieres decir? Le apremié a que hablase
- La chica la tiene un chupa sangres
- ¿ A que te refieres? . sospechaba que trataba de decirme, pero creía imposible que pudiese ser verdad.
- Si, Edward, es la misma que estuvo acechando a Bella, ha vuelto, pero esta vez se ha salido con la suya.
Creí que me clavaban mil puñales en el corazón cuando Leah confirmó mis sospechas. Victoria había vuelto, su venganza seguía en pie. ¿ como no me había dado cuenta de ello?
¿ qué había pasado para que no la escuchase , no la sintiese? ¿ estaba perdiendo facultades?
Nos reunimos con la manda en el claro que pertenecía al territorio de la reserva. Leah le dio la noticia a Jake. Yo apenas podía hablar. Me encontraba conmocionado por los acontecimientos. Sentía una culpa infinita y no podía dejar de pensar en Sylvia y en si estaría viva o muerta.
Los lobos por su parte habían rastreado todo el bosque. Efectivamente, Victoria había pasado por allí. El olor de un vampiro es fácil de rastrear para un lobo. A Sylvia también la habían olido. Su olor no delataba que hubiese muerto. Victoria no había acabado con ella en el acto.
Estaba seguro de que tenía algo planeado ¿ Por qué Sylvia? ¿ Cómo podía suponer que ella era tan importante para mi como lo fue Bella en su día? ¿ Que pretendía?
Fuese lo que fuese debía encontrar a Sylvia, los lobos esta vez estaban de mi lado, ellos protegían a los humanos de nosotros, tenían la obligación de ayudarnos

martes, 18 de agosto de 2009

Otra alternativa ( capítulo 22 y 23)


El asalto
Estaba exhausta , agotada pero era inmensamente feliz. No sabía exactamente que significado tenía esto, no podía saber si Edward sentía algo como lo que yo sentía por el o se había dejado llevar por sus impulsos. A estas alturas era algo que no me apetecía plantearme en este momento.
Ahora era plenamente feliz, abrazada como estaba a Edward.
Me encontraba protegida en los brazos de Edward pero había comenzado a oscurecer y mis padres regresarían pronto. –
- Tengo que marcharme- fue lo primero que dije desde que había dicho que no tenía nada mas que hacer allí-
- Puedo llevarte, si quieres.- se ofreció Edward.
- El seguir junto a ti es algo difícil de rechazar pero creo que prefiero caminar.
- Eso también se hacerlo- dijo divertido.
- Lo sé ,pero creo que si vienes conmigo me costará mas trabajo despedirme de ti.
- Es posible, pero quiero acompañarte.
- Vale, te dejaré que me acompañes pero si después no dejo que te marches no digas que no te lo avisé.
- Estaré atento por si eso ocurre.
- Ja ja muy gracioso.

Nos pusimos en marcha, caminábamos despacio. Edward y yo no hablábamos mucho nos hacíamos compañía y con eso era suficiente. Al llegar al río nos despedimos, era mejor separarnos aquí, si me acompañaba mucho ma,s mis padres podrían descubrirnos y no era buena idea. Sobre todo cuando el jefe Swan merodeaba a menudo por mi casa.
Me cogió de ambas manos y me miró fijamente a los ojos.
- No tienes que preocuparte de nada, no me arrepiento de esto- Había escuchado en el fondo de mi mente la preocupación que sentía por como estarían las cosas entre los dos ahora-
- No se como acabará esto y no quiero que pensemos en ello, no hoy. Descansa, pronto volveremos a vernos.- Me besó en la frente con ternura.
- Edward- exclamé, No pensaré en ello solo si me prometes que no volverás a marcharte.
- Lo prometo- dijo seguro de si mismo.
No me dio tiempo a mas, Edward desapareció de la forma en la que acostumbraba a hacerlo. A toda velocidad.
Crucé el río por el paso mas cercano que había hasta mi casa, iba en una nube,¿ Edward y yo? Era un sueño, un sueño hecho realidad. Recordaba con todo detalle como había sucedido todo, sus caricias, sus besos... cuando estaba apunto de coger el sendero que llegaba hasta mi casa, una figura de mujer me sorprendió.No tuve tiempo de huir, se abalanzó sobre mi como si de su presa se tratara y el resto fue oscuridad. La mas absoluta oscuridad


Instinto ( Edward)

Debía alimentarme, saciar la sed. Sylvia calmaba mis instintos mas fieros pero cuando me alejaba de ella creía enloquecer.
Ni por un segundo habría imaginado que las cosas con Sylvia acabaran de aquella forma. No se que me ocurrió, cuando decidió marcharse solo pude pensar en una cosa, ella no, otra vez no.
Me había gritado, había tenido el coraje de enfrentarse a mi, me había vuelto a ganar con su terquedad, su insistencia.
Su abrazo y sus besos fueron mi refugio durante ese tiempo. Su cuerpo perfecto me llamaba cada vez que la contemplaba, Yo quería luchar contra todo esto. Pero finalmente no pude hacerlo.
Ella tenía razón, yo era el débil.
El recuerdo de Bella siempre presente permaneció oculto, pero siempre existiría esa amenaza. Era algo que no podría evitar, algo que me acompañaría toda la eternidad.
¿ Entonces que era Sylvia para mi? ¿ Acaso solo era el deseo que sentía hacía ella desde el primer día que la vi?
Le había dicho que todo estaba bien, que no me arrepentía de nada, ¿ estaba diciendo la verdad? No lo sabía, me encontraba confuso. ¿ era capaz de darle lo que ella me pedía? Podría pasar el resto de mi vida a su lado sin dañarla? ¿Podría hacerlo después de mi historia con Bella?
Algo estaba claro, Sylvia no merecía que la dañase, no podría esconderme de nuevo. Si mis sentimientos no eran firmes debía decírselo.


Cacé dos ciervos y un puma, necesitaba concentrarme en algo, la culpa amenazaba con aparecer en el momento que bajase la guardia.
Si, me sentía culpable, había faltado a mi palabra. A las dos personas que hasta ahora habían hecho sentir a mi corazón ya muerto.
Preferí cazar y matar a mis presas en vez de vigilar y proteger a Sylvia.
Quise desconectar mi mente de la suya y no la escuché gritar, pedirme ayuda a través de sus pensamientos. No estuve allí para protegerla.
Cuando regresé de caza, ya en la cabaña, me sorprendió no escucharla, solo escuchaba preocupación, al jefe Swan y sus padres. De la voz de Sylvia no había ni rastro. Debía prestar toda mi atención para saber que estaba pasando en la mansión Cullen.
Sus padres y su hermana permanecían juntos, la preocupación invadía sus mentes, Sylvia había desaparecido, ¿ Donde estaba?.
El jefe Swan peinaba el bosque junto a sus hombres y los perros.
Yo sabía que Sylvia no estaba en el bosque, no podía oírla, eso solo podía significar dos cosas: o estaba muy lejos o lo que era aun peor, estaba muerta.
Muerta, me repetí esta palabra que para mí apenas tenía valor, pero la cosa cambiaba cuando se trataba de Sylvia.
Decidí rastrear el bosque, no dejarme ni un palmo.


Llegué hasta el limite entre forks y la reserva Quileute, sabía que si trasvasaba la línea podía meterme en un lío, ese incordio de Jake siempre estaba vigilándome, el se permitía el lujo de pasearse por mi bosque mientras yo no podía cruzar los límites.
En este caso me daba igual, debía encontrar a Sylvia .
Crucé la línea que separaba ambos territorios, quizá esos chuchos no me detectasen.
Nunca había sido un gran rastreador, al contrario.
Sylvia no aparecía, no podía escucharla, seguía sin poder oírla. ¿ Qué había pasado?
No podía dejar de sentirme culpable, debía haberla acompañado hasta su casa, debí haber estado atento, sabía que el bosque escondía muchos peligros, pero había sido mas importante olvidar mi culpa que protegerla y ahora podía estar en peligro o lo que era peor muerta.
Algo no iba bien , lo percibía.
Llegue hasta un claro y ahí me detuve, debía concentrarme, intentar escuchar cualquier cosa que me diese una pista de donde podría encontrarse Sylvia.
Los pude oler, pero no me moví, decidí plantarles cara, además ya era tarde, concentrado como estaba en encontrar a Sylvia no me había dado cuenta de que me habían detectado y ya estaban aquí, huir era imposible. Mejor enfrentarse a ellos.

jueves, 23 de julio de 2009

II Parte Su Fiel Amigo (Capítulo 13)




Capítulo 13: "Recuerdos"


- ¿En qué piensas grandullón? – me dijo Leah rodeándome con sus brazos por la espalda. – Es un sitio muy bonito. ¿Cómo sabias de este lugar? –

- Fue uno de los sitios por donde buscamos a Bella… - le respondí casi ausente.

- Oh… - hizo una breve pausa, no se esperaba aquella respuesta. – ¿Todavía piensas en ella? – prosiguió con una tierna voz de seda.

- Mañana hará dos años de su desaparición –

- Y de la muerte de Seth – me interrumpió.

- Lo siento Leah. Sólo he querido venir aquí porque a pesar de la incertidumbre que pasamos, este sitio me devolvió la vida y me abrió los ojos. Estuvimos mucho tiempo buscándola para nada, porque ambos sabíamos que no la volveríamos a ver. – me di la vuelta despacio y me quedé mirándola a los ojos.

- ¿Y hacia qué te abrió los ojos? – susurró derramando suavemente sus lágrimas.

- Me di cuenta que todavía te amaba a ti. Y fui muy duro contigo cuando volviste de tu cambio, y no quise escucharte... me dolía todavía demasiado, me dejaste tirado…-

- Jake… - Me abrazó cariñosamente mientras acariciaba suavemente mi pelo con las yemas de sus dedos, enredándose en ellos mi larga melena.

Cierto, aquel sitio era maravilloso. Lo llamaban Sunset Forks, era un valle rodeado tanto de bosque como de costa, y desde ahí se podía ver tanto el amanecer como el atardecer. Aquello era mágico. Estaba a las afueras de Forks, pero seguía siendo territorio del condado.

- ¡Tengo noticias nuevas! – me dijo entusiasmada.

- ¿Sue? – dejé caer.

- ¿Cómo lo has sabido? – me miró sorprendida.

- ¿Tengo que recordarte que nuestros padres están juntos? – Si, desgraciadamente lo estaban. El padre de Leah murió hace años por causas desconocidas, aunque mi padre sabía que habían sido los vampiros los que lo habían matado. Así que desde entonces mi padre a cuidado de Sue, cómo también la apoyó cuando murió Seth, pero desde hace unos meses, la cuida todavía más… no hace falta que os dé los detalles no? –

- ¡Tienes razón, no había caído en eso! Hahaha – añadió Leah riéndose descontroladamente.

- Bueno, cuenta. – le forcé.

- ¿Pero no lo sabías?

- ¡Oye, a tanto no llego! – me quejé riéndome entre dientes.

- Ayer me llamó y pidió verme, así que no iba a negarme y acepté. No había hablado tan bien con ella durante años. Ni siquiera me acordaba de cómo era su voz… La echaba tanto de menos Jake…

- Lo sé… yo también echo de menos a la mía. Pero yo no podré volver a oír su voz otra vez. – Después de unos minutos en silencio seguí- Yo le pedí a Sue que te llamara Leah.

- ¿Qué? – me miró sorprendida - ¿por qué hiciste eso? – me dijo furiosa.

- No te enfades ahora conmigo vale. No puedo soportar veros separadas. ¡Era tu mejor amiga, erais inseparables! Es tu madre Leah! Ahora estáis solas después de la muerte de tu hermano, teneis que apoyaros, no puedía veros más así. Así que la fui a ver y le conté todo sobre ti, la verdad.

- ¿Que no soy un vampiro? –

- Pero eres inmortal… si, se lo conté. Le dije lo angustiada que te sentías cuando te enteraste que no podrías tener hijos y lo de ser un hombre lobo no te gustaba por eso recurriste a Edward.

- Y me alegro de haberlo hecho. Me alegró que saliera mal. Me alegro ser inmortal pero no una loba… me alegro de poder llorar, poder sentir tu calor, el latido de mi corazón… - estaba muy emocionada, me encantaba cuando se ponía así. Yo también me alegraba que no fuera un vampiro pero que si fuera inmortal. Yo también lo era, así que podríamos estar juntos todo el tiempo de nuestra vida que quisiéramos. –

- Así que después de hablar con ella reaccionó y me dijo que intentaría arreglar contigo las cosas. Y así lo ha hecho. ¡Me alegro tanto por vosotras Leah! – me adelanté a ella y la cogí en brazos, tal y como habíamos dicho anteriormente los dos, sentíamos nuestros latidos y sobretodo la calor de nuestros cuerpos. Mis ojos, derritiéndose con solo mirar a los suyos. Era algo que por una vez, si dábamos gracias a Edward. Si no hubiera cometido el error de transformar a Leah, no podría disfrutar de una vida eterna con ella, y eso se lo debíamos a él. Pero… eso ya estaba más que pagado. Pagado con las dos vidas inocentes de Seth y Bella. Pero eran dos vidas, así que… todavía estaban en deuda con nosotros.


by Marta M.

lunes, 20 de julio de 2009

Otra alternativa ( capítulo 21 )


Tu lo has querido
La graduación de Chloe fue un desastre. En Forks el tiempo es impredecible. Pese a que la mayor parte del año el clima es mas bien frío y desagradable.
Los meteorólogos predijeron buen tiempo para el acto, por lo que yo no estaba muy segura de si debía acudir o no. Cuando me desperté y me asomé al gran ventanal, supe que ese día caería una gran tromba de agua.
Así que me vestí, ya no tenía excusa para no asistir.
Tal y como me había imaginado, en plena entrega de diplomas comenzó a caer una fina lluvia que acabó por convertirse en una torrencial tormenta. Birretes, diplomas y sillas volaban por el patio del instituto.
Todos corrían para resguardarse en el gimnasio.
Después de un rato de confusión, la ceremonia, completamente deslucida por los acontecimientos prosiguió con toda normalidad.
Nos fuimos a comer algo para celebrarlo. No había mucho donde elegir así que de nuevo fuimos al restaurante en el que comimos la primera vez que llegamos a Forks.
Al regresar a casa me sentía agotada, las vacaciones de verano habían comenzado.
La gente hacía planes, Chloe se marcharía a Europa para celebrar su graduación. Mis padres deseaban acompañarla pero no se sentían bien dejándome sola aquí. Sin embargo era lo que mas quería. Necesitaba estar sola .
Después del batacazo que me había llevado con Edward necesitaba desahogarme y con mis padres en casa era difícil, tenía que guardar las apariencias.
Durante la noche pensé como podría hacer que Edward me viese de otra forma y no como a una persona débil y asustadiza.
No iba a dejar las cosas así. Si quería pasar de mi, antes tendría que escucharme.
Estaba furiosa con el, con lo grosero que había sido y sobre todo porque no había habido opción a réplica. Ese día me sentí bloqueada pero después reaccioné, tarde pero lo hice.
Iba a demostrarle que estaba equivocado. Yo no era débil .
Me desperté con la luz del sol, demasiada claridad entraba por mi dormitorio. El día iba a ser soleado. Perfecto. Este sería el día en el que demostraría a Edward con que tengo que enfrentarme día a día .
Bajé a desayunar, mis padres y Chloe ya se encontraban desayunando. Aproveché para animarles a que acompañaran a mi hermana en su viaje. ¿ Qué podría ocurrirme? Forks era un pueblo tranquilo, nunca ocurría nada, además podrían decirle al jefe Swan que viniese a visitarme de vez en cuando o llamarme para comprobar que todo estaba bien.
No era justo que por mi causa ellos no pudiesen disfrutar de un maravilloso viaje.
Me prometieron que lo pensarían y esto me dio esperanzas, sin embargo Chloe no estaba tan emocionada con la idea.
Todos se fueron a la playa y yo prometí una vez mas quedarme en casa. Pero por supuesto no iba a quedarme. En cuanto se marcharon cogí la gran colcha de mi habitación, me puse las gafas mas oscuras que encontré y una gorra.
Me entró la risa cuando me miré en el espejo, parecía un fantasma envuelta en la colcha. Salí de casa y crucé el río, por el camino iba pensando en la retahíla que le iba a contar a Edward. Estaba decidida a aclarar las cosas entre nosotros.
Con este atuendo me costó bastante cruzar el río. Cuando llegué a la cabaña comencé a llamar a Edward a voces. Grité el nombre de Edward tantas veces que perdí la cuenta.
No apareció. Comencé a comprender que no le volvería a ver. Así que hablaba en serio, no quería verme mas.
Comencé a experimentar un dolor intenso , caí derrotada al suelo dejando caer la colcha que llevaba sobre mis hombros, me quité la gorra y las gafas de sol. Los rayos calientes se posaron sobre mi piel abrasándola, hiriéndola al instante.
Me daba igual, no me dolía, no tanto como el hecho de haber perdido a Edward.Perdí la noción del tiempo y encogida sobre mi misma esperé a que el sol acabara por chamuscarme. ¿ Acaso no era así como morían los vampiros? ¿ no era así como se conocía a la gente que padecía mi enfermedad?

De pronto, una gran sombra me cubrió por completo, el sol ya no me hería pero no estaba segura de que estaba pasando. Era un cuerpo si, pero brillaba como mil diamantes juntos, era hermoso. Creí que estaba soñando. Me tomo en brazos, protegiéndome de los rayos del sol y me dejó sobre la alfombra tostada de la cabaña.
Era Edward y estaba allí conmigo, me curaba las ampollas y las quemaduras . Lo hacía con verdadera delicadeza. Su piel fría aliviaba la sensación abrasadora que padecía.
Ninguno hablaba. Supongo que el estaba atento a mis pensamientos, que en ese momento eran de total fascinación por lo que acababa de contemplar.
Cuando terminó de curarme por fin me habló.
- Sylvia estas loca, no debiste volver. Hablaba en serio cuando te dije que no quería volver a verte. ¿ Por qué has tenido que regresar?- seguía usando el mismo tono rudo de la última vez.
- Tenía que hablarte, no quería dejar las cosas así –intentaba disculparme por mi forma de comportarme, pero debía de comprender que él me importaba de verdad y tenía que hacérselo saber.
- Aún así- continuó Edward- no debiste volver y mucho menos exponerte de esta manera.

Me levanté de un salto, no había entendido nada de todo esto. El siempre sería el héroe y yo sería la estúpida que solo hacía estupideces por alguien a quien yo no le importaba.
La furia se apoderó de mi. Me nublo la mente, creo que ni siquiera Edward era capaz de saber que estaba pensando en ese momento.
Me encaré con el y las palabras comenzaron a salir por mi boca, disparando con toda la puntería de la que era capaz en ese momento.
- ¿ sabes realmente por qué estoy aquí? ¿ sabes por qué tengo estas heridas?- gritaba con furia, escupía todo lo que me había guardado durante los últimos días. Edward no hablaba, su cara mostraba desconcierto en alguna manera. Creo que pese a su don de leer la mente no esperaba tal reacción.
- No soy débil, pero tú si lo eres. Yo no me escondo Edward, pero tu si lo haces.
Te escondiste de bella, te escondiste del mundo, te escondes de ti mismo. ¿ quién es el débil? No quieres verme mas ¿ Por qué? No me has dado una sola razón, solo quisiste herirme y ¿sabes que? No lo has conseguido porque estoy aquí y me da igual que el sol acabe conmigo ¡yo estoy aquí por ti!
Terminé mi discurso y experimenté una sensación de alivio cuando hube acabado. Edward permanecía inmóvil sin decir nada.
- Creo que no tengo nada mas que hacer aquí- decidí que había terminado y que no había servido de nada, el seguía sin reaccionar. Me dirigí hacía la puerta, cuando agarré el pomo para abrirla el frió contacto de la mano de Edward me lo impidió.
Me quedé muy quieta de espaldas a él, su piel fría me producía escalofríos y una sensación placentera inexplicable. Entonces Edward agarró mi cintura y puso su cabeza sobre mi hombro. No podía creer lo que estaba sucediendo. Me giré muy despacio para mirarle. Nos miramos en silencio durante un tiempo. Sus ojos volvían a ser caramelo.
Su mano rozó mi mejilla, de nuevo sentía el frío y agradable contacto de su tacto. Comenzó a acercarse a mi rostro, sus labios quedaban expuestos para que yo los apresara con los míos. No lo dudé y besé esa boca que creía prohibida. Edward apretaba aun con mas fuerza mi cintura .Creí volar cuando me llevó hasta la gran alfombra, Allí me tumbo y muy suavemente comenzó a acariciarme, mientras yo me perdía en sus ojos, no quería cerrarlos y que todo resultara un sueño, no quería dejar escapar nada de lo que estaba ocurriendo.
Edward paseaba sus dedos como si de una pluma suave y delicada se tratase sobre mi costado, mi abdomen y mis brazos. Los acariciaban con una dulzura exquisita, como si temiese romperme. De nuevo volvía a besarle, le acariciaba el pelo y escondía la cabeza sobre su gélido pecho.
Ninguno de los dos hablaba, tan solo nos mirábamos, nos besábamos y acariciábamos.
Sabía que en la situación en la estábamos podíamos llegar a mas, no tenia ninguna duda de que estaba preparada para ello, pero¿ y Edward? ¿Lo estaría el?
De pronto se quedó muy quieto, me había escuchado, temí su reacción, temí que se sintiese presionado. Pero nada de eso. Se quitó la camiseta mostrando sus perfectos abdominales y volvió a besarme, yo recibí sus labios con muchas mas ansias que antes.Le detuve y me quité la camiseta, como el había hecho, nos miramos detenidamente y ambos sonreímos fundiéndonos en un interminable abrazo. El resto fue inolvidable, la delicadeza de sus movimientos, la forma en la que acariciaba cada una de las partes de mi cuerpo. Todo fue perfecto. Solo alguna vez tubo que detenerse, pues temía aplastarme. No podía olvidar que el no era como los demás, el poseía una fuerza brutal y sobrenatural y en cualquier momento podía acabar conmigo. Sin embargo todo fue perfecto. No hubo ningún incidente de importancia. Al contrario, todo resultó maravilloso.