Otra alternativa ( capítulo 13)

Leyendas urbanas
Era lunes, en el instituto se celebraba la semana cultural, una semana en la que se hacían talleres y los alumnos debíamos apuntarnos a aquel que mas nos gustara, pero en definitiva, era una semana de no pegar ni chapa y por eso todos los alumnos se mostraban felices.
Cuando llegué al comedor a la hora del almuerzo y fui a reunirme con mis nuevos amigos no pude evitar ver a dos chicas como me señalaban y decían que había que tener agallas para vivir en la casa de los Cullen.
Al sentarme, una de mis amigas, Anne, me notó contrariada y me preguntó que me pasaba. La contesté lo que había escuchado decir a aquellas dos chicas y enseguida se unió a la conversación Mark.
- ¿ Es que no has oído nunca la historia de los Cullen? Mark se mostraba asombrado ante mi ignorancia.
- ¿ Qúe historia? Hasta donde yo se los Cullen se mudaron a Alaska.
- No le hagas caso- dijo Anne, - es solo una leyenda urbana, seguro que ni te interesa.- Pero claro que me interesaba, todo lo referente a esa casa y a sus antiguos dueños era de mi interés.
- Continua mark- dije intrigadísima.
- Se dice que los Cullen eran gente muy rara, no tenían amigos, siempre iban juntos a todas partes, eran mas blancos que la cal y todos eran auténticos cerebritos, además está lo del sol
- ¿ Que ocurre con el sol? Dije expectante.
- Los días en los que salía el sol, ninguno asistía a clase. – de pronto noté como me temblaba el pulso, eso para mi no era nada extraño, yo tampoco podía acudir a clase los días de sol.
- ¿ y eso es todo? Pregunté algo decepcionada con la historia.
- ¿ no sospechas porqué no salían a la luz del sol?- Dijo Mark con aire misterioso.
- ¿Estaban enfermos? - Pregunté incrédula
Anne tomó el relevo de la historia,

- se dice que los Cullen han vivido en Forks generaciones enteras y que siempre han tenido el mismo aspecto... ¿ sabes por que Sylvia?- negué con la cabeza.
- Porque son Vampiros. Dijo mark con aire triunfal.

- ¿ vampiros? Repetí algo confusa
Anne continuó con la historia:

- Los Cullen dejaron Forks de una manera misteriosa, un día de pronto ya no estaban, se dijo que a su padre el dr Carlisle le habian echo una oferta de trabajo en Alaska pero todo fue muy repentino.
Edward Cullen estaba saliendo con Bella Swan, la hija del Jefe de policía y mi hermana me contó que se quedó echa polvo cuando Edward la abandonó.- Esa parte de la historia la conocía, el propio jefe Swan me la había contado, pero no entendía que tenia que ver con el hecho de que los cullen fuesen vampiros. Esta vez fue mark quien me sacó de dudas.

- Dicen que los Cullen no eran vampiros corrientes, no mataban gente, cazaban animales y de eso se alimentaban, Edward Cullen se enamoró de Bella pero tuvo que dejarla, ella quería ser como el y el no quería convertirla, además... temía hacerla daño y ese es el motivo por el que se marcharon.
- Pero como he dicho antes,- cortó Anne,- es solo una leyenda urbana, no es real, ¿quien iba a creer en vampiros?

Mark y anne se echaron a reir y yo tuve que fingir que todo aquello me hacía gracia, sin embargo no me hacía ninguna gracia, tendría que pensar tranquilamente en ello, cuando estuviese sola.
Al llegar a casa subí todo la rápido que pude a mi habitación y saqué la caja que contenía las fotografías de la hija del jefe Swan y Edward Cullen.
Las miré fijamente y de uno de los cajones de mi cómoda saqué la foto de Edward, el ángel de ojos dorados.
Era cierto, era pálido, pero eso no significaba nada.,yo también lo era, nada en esa fotografía me hacía sospechar y de todos modos, sospechar ¿el que?
Nunca he creído en ese tipo de cosas, pertenecen a la mitología, no son reales, no es posible que un vampiro campe a sus anchas por el mundo. Entonces... ¿ Por qué le estaba dando vueltas a aquella absurda leyenda?
A la mañana siguiente no pude asistir a clase, el sol había hecho acto de presencia, no era lo habitual en Forks, pero contaba con que aquello podía pasar.
Me quede todo el día en casa sin mucho que hacer.
En los ratos que me mantenía desocupada no paraba de pensar en lo que Mark y Anne me habían contado.

Pensaba también en el misterioso chico que me había salvado de las garras de un lobo y en su cambio de actitud, el primer día estaba furioso y la última vez fue muy protector conmigo, así es que estaba hecha un lío y de nuevo me preguntaba si no estaba volviéndome loca con todo el asunto. Sin embargo,la curiosidad me comía por dentro y necesitaba saber mas acerca de aquel misterioso chico, aquel que me había salvado, aquella voz que me acompañaba allá donde fuera.
Sabía donde podía encontrarlo pero no estaba segura de si sería bien recibida, había dejado claro que no era bienvenida.
Sentía que quería devolverle el favor, si el me había salvado yo podría llevarle algo de comer quizás, y unas mantas para que no pasara frío, debía de no tener otro sitio donde ir,a juzgar por las condiciones en las que se encontraba la cabaña.
Definitivamente eso haría, volvería a la cabaña e intentaría ayudarle como el hizo conmigo.
Con un poco de suerte mañana no habría sol y podría llevarle todo un kit de supervivencia, incluso cogería ropa de mi padre por si las suyas estaban demasiado desgastadas.