Yo no soy debil
En tres días no pude salir de casa, el verano se echaba encima, se me había pasado el tiempo en un abrir y cerrar de ojos, cierto era que habíamos llegado a Forks con el curso muy avanzado, pero ya habían pasado dos meses desde que nos habíamos mudado y parecía como si hubiese sido ayer, aún con toda la experiencia sobrenatural que había vivido en los últimos días.
Añoraba a Edward, no le había visto en tres días, podría haber salido al anochecer pero tampoco se me ocurría ninguna excusa que darles a mis padres, además no era muy buena idea adentrarme en el bosque de noche.
Durante esos días aproveché para ordenar mi habitación, estudiar para los finales y pensar. Al cuarto día, el cielo me hizo el mejor regalo del mundo, unas espesas nubes cubrían por completo al astro rey amenazando lluvia.
Salí de casa a toda prisa ,crucé el río como nunca lo había cruzado, estaba deseando ver de nuevo a Edward . Entré en la cabaña, Edward no estaba. Esperé toda la mañana y parte de la tarde sentada en la mullida alfombra pero Edward no se presentó. Supuse que estaría de caza así que no me preocupé y regresé a casa.
Cuando llegué, mis padres estaban sentados en el porche y mantenían una agradable charla. Pensé que en el los últimos días apenas había hablado con ellos y decidí unirme a la conversación. Hablaban de Chloe y de los bien que se había adaptado a Forks, el curso estaba apunto de finalizar y por fin llegaba la graduación. Pronto Chloe dejaría nuestra casa para irse a estudiar a la universidad de California.
Me preguntaron por mis planes, hasta ahora lo había tenido claro, me quedaba un año mas para terminar el instituto y tenía claro que quería estudiar medicina. La universidad que mas me convenía era la de Alaska, el tiempo era frío y por mi enfermedad era lo mas seguro. Al pensar en esto se me encogió el estómago cuando comprendí que dejaría de ver a Edward si me iba tan lejos.
Subí a mi habitación a ducharme y dar un repaso mas al último examen que tenía. Cuando acabara el examen volvería a la cabaña para ver a Edward.
Cuando llegué a casa después del examen regresé a la cabaña, pero Edward tampoco estaba. He de confesar que me pareció extraño pero de todas formas decidí volver a esperarle.
Durante los siete días siguientes seguí visitando la cabaña con la esperanza de que Edward apareciera. Pero no apareció.
N o se me ocurría motivo alguno por el que Edward se hubiese marchado , quizás le hubiese pasado algo, la preocupación me invadía por completo.
En mi habitación decidí entretenerme con algo, así que me puse algo de música y busqué en el armario algo que ponerme para el día siguiente. Pues por fin había llegado el día de la graduación de Chloe.
Me adentré en el armario entre toda una montaña de ropa y cuando hube seleccionado un par de conjuntos los dejé sobre el gran sofá negro y me metí en el baño para darme una ducha.
Cuando salí de la ducha envuelta en una ridícula toalla que apenas tapaba mi cuerpo, casi me muero del susto, Edward estaba de espaldas frente al gran ventanal. Pegué un brinco tal que creo que se pudo sentir en el piso de abajo.
Edward no se giró, no movió ni uno solo de sus músculos solo dijo:
- Tranquila, puedes vestirte, no me moveré de aquí.
Obedecí y regresé al baño para ponerme algo de ropa, estaba muerta de la vergüenza y no sabía si debía salir o quedarme para siempre encerrada en el baño. Pero las ganas de ver a Edward , de volver a hablar con el y sobre todo de preguntarle porqué no había estado durante esta semana fueron mas fuertes que mi pudor.
Salí tímidamente del baño, Edward seguía exactamente igual, inmóvil frente al gran ventanal.
Me senté sobre el sofá negro apartando el barullo de ropa. Edward por fin habló.
- Solo he venido a decirte que no puedes volver a la cabaña – durante unos segundos se hizo el mas absoluto de los silencios, durante esos segundos por mi cabeza pasaban miles de cosas a la vez, ¿ Por qué me pedía que no fuera mas a la cabaña?
Edward una vez mas y como ya era habitual me dio la respuesta:
- No ha sido una buena idea que nos hayamos conocido, nunca debiste adentrarte en el bosque. Ni siquiera debisteis mudaros aquí. Mi vida estaba bien, llevo muchos años solo y es así como quiero continuar. No quiero que vuelvas por allí.
Su tono era áspero, apático, como la primera vez que escuché su voz. Seguía sin comprender el porqué de este cambio tan brusco en su comportamiento pero sabía que si abría la boca para preguntar comenzaría a llorar y tenía que procurar mantenerme fuerte en este aspecto. Continuaría comunicándome con el a través de mi mente. Ahorraría muchas energías si lo hacía de esta manera. No pude evitar pensar en Bella, en que a ella también la abandonó...
De pronto Edward se giró, sus ojos llameaban fuego, saltó sobre mi cuerpo apresándolo. Su rostro quedaba muy cerca del mío, su pecho de piedra helado rozaba el mío tembloroso. Me miraba fijamente, no conocía esa mirada, no eran los ojos que había visto mas veces , no eran del color caramelo, estaban rojos, rojos de furia, rojos de sed .
- No vuelvas a nombrar a Bella, tu no eres como ella, tu eres débil, Bella era fuerte no me tenía miedo, tu si lo tienes. Nunca serás como ella.
Se apartó de mi bruscamente , liberándome de su presa y regresó frente al gran ventanal.
Mi cuerpo estaba completamente rígido, jamás en toda mi vida había experimentado tanto miedo. Edward tenía razón, era débil.
Rendida, mis ojos empezaron a empañarse, las lágrimas cayeron a borbotones, ya no podía hacer nada frente a las lagrimas, me había dejado ganar y ahora no había consuelo para mi. Mi llanto era silencioso pero ininterrumpido . Edward continuó sin moverse.
- Espero que esta vez me hagas caso y no vuelvas por allí, haz lo que suelen hacer las chicas como tu, diviértete y olvídate de mi.
No se como ni por donde se marchó pero cuando miré hacia el gran ventanal Edward ya no estaba.
Sentí una sensación de vacío difícil de explicar. Edward se había marchado, no quería volver a verme, estaba furioso conmigo y no solo porque había venido a alterar su soledad, si no porque había osado a compararme con Bella, aquella persona a la que amaba y un día abandonó, se lo había echado en cara a través de mi mente y esto es lo que le había puesto furioso, hasta el punto de que podría haberme matado aquí mismo, en la que un día fue su habitación. De nuevo sentí miedo, pero ya no era miedo al vampiro que era, era miedo a no volver a verle jamás, miedo a haberle perdido.
Me limpié las lágrimas con el dorso de mi mano, me acerqué hasta la cómoda donde había un espejo y me detuve a mirarme durante un rato.
Tras un tiempo contemplándome llegue a una conclusión. Edward estaba equivocado. Yo no era débil, era fuerte y cada día era mas fuerte, porque padecía una enfermedad que muy pocas personas padecían y de difícil solución y sin embargo allí estaba, intentando llevar una vida normal, levantándome a diario para superar las barreras a las que en muchas ocasiones estaba expuesta.
Era una persona fuerte y decidida y si , le tenía miedo a un vampiro, ¿ y quien no? Pero también me había enamorado de uno y eso no le pasa a la gente débil.
Pero ese no era el problema de Edward, el problema de Edward era uno, solo uno y es que yo no me llamaba Bella Swan.
Edward
Durante los últimos diez años, había entrado en un estado inalterable.
Vivía para cubrir mis necesidades mas básicas y un vampiro tiene pocas, sólo una a la que no puede abandonarse. La sed.
Cuando dejé a Bella me marché con mi familia. Siempre hemos estado muy unidos. Sentía que ahora les obligaba a dejar el hogar .Nunca me lo reprocharon. Sin embargo, ya instalados en Alaska no podía dejar de pensar en ella. Mi carácter se agrió, nada me complacía, ni los juegos con Emmet, ni las bromas de Alice , ni siquiera las largas conversaciones con Carlisle y lo que es peor, el amor de Esme no me bastaba para consolarme.
Mi corazón dejó de latir hace mas de cien años de una forma física, pero hasta el día en el que me separé de Bella no lo había notado.
Decidí dejarles, les estaba perjudicando con mi actitud, no se merecían tal comportamiento.
Tenía varias opciones, viajar y conocer a otros como yo, regresar al lado de Bella y la última y mas dolorosa, observar desde la oscuridad.
La tercera y última opción es la que finalmente escogí y regresé a Forks. Mi familia decidió quedarse y no regresar junto a mi. No querían exponerse de nuevo y la vida en Alaska estaba resultando fácil para ellos.
Así es que regresé a la casa donde un día había vivido. Me parecía demasiado grande. Se me hacía imposible vivir allí. Pasaba la mayor parte del tiempo en el bosque. Cazaba a diario para mantenerme ocupado.
Por las noches acudía a la habitación de Bella donde la observaba dormir.
Cada día era lo mismo. Pese a eso yo me sentía feliz. Podía estar junto a ella, podía verla todos los días.
Ella sufría y nada me producía mas dolor que ese sufrimiento, pero era consciente de que saldría de ese agujero en el que había decidido adentrarse por culpa mía.
Pasaron los meses, en esos meses no dejó de hacer estupideces como aprender a montar en moto o tirarse desde un acantilado. Yo siempre estuve allí para velar por ella, Bella terminó por pensar que había sido fruto de su imaginación.
Cómo ocurrió no lo se, pero aquel chico consiguió que Bella me olvidase o al menos eso he creído siempre.
Quedaban a diario, en su casa o en la de Bella. Salían juntos, al cine, a la playa, a los bailes que a Bella siempre le habían horrorizado. Entonces comprendí que tal y como había predicho, Bella por fin lo había superado.
Ella había hecho lo que yo le había dicho, olvidarme, como si nada de todo esto hubiese pasado nunca.
Me volví loco, quería estar solo, huir de todo aquello. Ya no podría mirar mas a Bella dormir, no cuando ahora eran otros ojos quienes la miraban y velaban por sus sueños.
Me adentré en el bosque, no regresé mas a la mansión Cullen.
Me instalé en una vieja cabaña que Esme había adquirido hacía muchos años, al otro lado del río.
Los últimos años los pasé en soledad.
Al cabo de dos años supe que Bella se había marchado de Forks. Lo había hecho sola, finalmente no llegó a nada con aquel quileute.
Sentí alivio, pensé que si estaba lejos de mi sería mas fácil de llevar.
Desde mi escondite podía escucharlo todo. La gente hablaba, la leyenda de los Cullen fue la historia mas contada en las reuniones de adolescentes.
Al final solo fuimos una leyenda de tantas.
Me acostumbré mas rápido de lo que me imaginaba a mi soledad. Mi humor seguía siendo agrio pero no me importaba, no tenía que fingir porque no tenía ningún contacto con la humanidad.
Y de pronto apareció ella.
Con su vitalidad, con sus ojos verdes poco acostumbrados a la luz. Con esa cabeza que no dejaba de sorprenderme, esas ocurrencias que me hacían reír, esa curiosidad insaciable, esa piel blanca lisa, perfecta y esa inocencia. Una inocencia transparente que me asombraba.
Quise enfadarme con ella, no podía creer que se hubiese instalado en mi habitación como si tal cosa. Que tocase el piano que yo mismo había tocado años atrás e incluso que hurgase entre mis cosas, aquellas que decidí esconder para no volver a sacar nunca.
Y sin embargo, ella lo veía todo desde otra perspectiva, para ella todo aquello era intrigante, un juego con todas las claves necesarias para descubrir el misterio.
Después descubrió la cabaña por casualidad.
Debía alejarla de allí, no podía consentir que entrase en mi vida. De ninguna forma iba a permitirlo.
Tuve que asustarla, no me quedó mas remedio.
Creí que tras el susto se olvidaría de todo, pero no, aquello no hizo mas que comenzar y de nuevo regresó.
Se me fue de las manos. Su mente me atrajo de nuevo y no pude evitarlo, me dejé descubrir, cometía una vez mas el mismo error que cometiera hacía años.
La diferencia es que esta vez no había secretos, su mente estaba expuesta para que yo leyera todo lo que por ella pasaba.
Me asusté cuando pude leer la palabra amor en esa increíble cabecita. Debía alejarla de mi, no podría corresponderla y a la vez se me hacía irresistible.
Sabía que ella luchaba contra la imagen de Bella, sabía que quería hacerse un hueco y que nada la dolería mas que la dejara claro que ella nunca podría parecerse a ella.
Subí a su habitación, la esperaría allí, ella se estaba duchando. Podía escuchar su mente, como pensaba en mi desaparición, lo mucho que me añoraba, Esto me dio fuerzas para ser mas firme que nunca, convenciéndome de que era lo mejor.
Cuando la vi aparecer, creí olvidar para que había venido.
Una pequeña toalla cubría su pequeño cuerpo, sobre sus hombros se posaban unas gotas de agua que resbalaban sobre su piel mojada. El pelo mojado caía por su espalda. Sus ajos brillaron al verme por la sorpresa. No me giré, su imagen estaba en mi mente, podía verla a través de la suya. Era preciosa. Supe que estaba avergonzada y le dije que se cambiara. Lo dije lo mas firme que pude, no quería que me temblara la voz, no sabía si lo había conseguido.
Cuando regresó se sentó en el sofá negro, dispuesta a escuchar una disculpa por mi parte. Aproveché que había bajado la guardia para ser lo mas desagradable y brusco que podía permitirme.
Herí su corazón, como un día lo hice con Bella, leí la confusión en su mente y como me acusaba de estar haciendo lo mismo con ella que con Bella.
Me puse furioso y en ese momento la hubiese matado. Pero cuando la tenia apresada bajo mi cuerpo miré aquellos ojos, unos ojos en los que se podía leer el miedo.
Sentí vergüenza de mi mismo, sentí su fragilidad y me frustré por lo que había conseguido hacer conmigo. Había perdido los nervios.
Tuve que herirla aún mas y alejarme de allí a toda prisa.
No quería volver a verla, no quería escuchar sus pensamientos que durante los últimos meses fueron mi única compañía.
Me sentía desorientado y muy vulnerable. Una vez mas, debía alejarme de allí.
viernes, 17 de julio de 2009
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3 comentarios:
MUY BUENOS TE FELICITO YA REGRESO LA INPIRACION, NO ME REFIRO A QUE LOS DEMAS ME DESAGRADARON , DINO LA ENERGIA Y EL MANEJO QUE EMPLEAS HABIA DISMINUIDO, GRAIAS POR REGRESAR Y DARNOS TAN GRATA SORPRESAA.
FELICIDADES.
ME ENCANTOOO.
gRACIAS.
ZENN
¡¡¡Nooooooooooooooooooooo!!!
¡¡Porque!! ¡Edward, vas a volver a cometer esa estupidez! porque te alejas de Sylvia, si ella te quiere... además me cae bien...
pobre Sylvia.... =(
*RAQUEL, ME ENCANTO LOS CAPÍTULOS, CREO QUE SON UNO DE LOS MEJORES...TE LUCISTE-ERES GENIAL-... ¿CUÁNDO PUBLICAS? CUIDATE*
ADIOS
P.D = ¡¡¡¡Edward poooooooorqueeeeeee!!!!
Una pregunta... Raquel.... en el capitulo "Yo No soy débil" dice:
"Rendida, mis ojos empezaron a empañarse, las lágrimas cayeron a borbotones, ya no podía hacer nada frente a las lagrimas, me había dejado ganar y ahora no había consuelo para mi. Mi llanto era silencioso pero ININTERRUMPIDO . Edward continuó sin moverse."
Es "ininterrumpido" o "interrumpido"..
Porfa ... respondeme
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