Otra alternativa ( capítulo 11y 12)

La desaparición
Los días pasaron, continuaba acudiendo al instituto y ya contaba con un reducido grupo de amigos, al menos ya no estaba tan sola como días atrás, no es que tuviesen mucho en común conmigo pero me hacían compañía.
El misterio de los gruñidos y de la aparición como por arte de magia de mi caja, seguían en mi cabeza pero había conseguido mantenerlos aparcados.

La misteriosa figura que encontré en la vieja cabaña era otra historia, pues no había dejado de tener pesadillas con aquella enfurecida silueta .
Cuando salía de casa, procuraba mirar a ambos lados por si alguien me estaba siguiendo, al principio no quería salir, después pensé que debía continuar haciendo mi vida normal, si me hubiese querido hacer algo no me habría dejado ir.
Continuaba preguntándome quien era, pero el susto me había quitado las ganas de investigar.
Un día llegué a casa y encontré a mi madre disgustada, pregunté que ocurría y mi madre me dijo que Rusty se había escapado, desde que nos marcháramos al instituto se había ido y aún no había regresado. Mi madre temía que le hubiese pasado algo y a decir verdad yo también, no era normal que Rusty se escapara y si alguna vez lo había hecho siempre había sabido volver.
Decidimos esperar, ya que cabía la posibilidad de que regresara por su propia cuenta, pero comenzó a caer la noche y Rusty seguía sin aparecer.
Papá salió en su busca pero no tuvo éxito y regresó sin Rusty.
Aquella noche Rusty no regresó y tampoco lo hizo la siguiente , Chloe y yo pegamos carteles por todo Forks con la esperanza de que alguien llamara.
LLegó el fin de semana y la situación era la misma.
Todos en casa estábamos tristes por la desaparición de nuestro perro, pero en especial yo, pues Rusty había sido mi mejor amigo en tanto tiempo de encierro. Le echaba de menos.
Forks ya no se me antojaba como el paraíso, mas bien al contrario, desde que nos habíamos mudado no habían dejado de pasar cosas extrañas .
Salí al jardín para tomar el fresco y respirar un poco de aire, cuando, me pareció escuchar el ladrido de Rusty, comencé a seguirlo . El ladrido me llevó hasta el río, mientras caminaba a paso ligero no paraba de llamarle a gritos.

Cuando llegué al río lo crucé por donde un día lo había hecho con mi perro , no prestaba atención a mis pasos, ,mi mente estaba ocupada en encontrar a Rusty y cuando me quise dar cuenta era demasiado tarde, ante mi, estaba la vieja cabaña que tantas pesadillas había protagonizado en mis ultimas noches.
Podía oír a Rusty, los ladridos sonaban cada vez mas cerca y todo indicaba que Rusty estaba en la cabaña.
Sentí un nudo en el estómago. No pensé que tuviese que volver a aquel lugar, pero mi perro estaba allí y quizás me necesitara, podía ser que estuviese encerrado, tendría sed, hambre y estaría asustado. Esos pensamientos me hicieron echarle valor al asunto y encaminarme hacia la vieja casa..
La puerta estaba tal y como la encontré la primera vez, entreabierta, los ladridos habían cesado , todo continuaba tan lúgubre como entonces y la sensación de escalofrío no me abandonaba. Tenía miedo.
Llamé desde la puerta a Rusty que no contestó, entreabrí un poco mas la puerta y volví a llamarle, Rusty seguía sin contestar.
No tenia opción, debía de entrar.
Caminé con cuidado de no tropezar, pues apenas se veía nada. Pude vislumbrar al fondo de la casa algo moverse, seguro que era mi perro! - ¡ Rusty! – de nuevo le llamé pero Rusty no parecía darse por aludido.
Cuando casi estaba a la altura algo o alguien me agarró del brazo, di un grito ensordecedor, pero mi brazo y mi cuerpo entero quedaron inmovilizados, intenté zafarme de aquel fuerte brazo que me apresaba y se mantenía tras de mi.
- No te muevas – fue todo lo que pude oír antes de desmayarme.

La Voz
Los ojos me pesaban demasiado para abrirlos, la cabeza me daba vueltas pero me encontraba cómoda, probablemente estuviese en la cama, que bien, todo había sido un sueño. Ahora abriría los ojos y estaría en mi cómodo sofá negro y mi perro estaría a mis pies hecho una bola durmiendo placidamente, si, estaba convencida que todo había sido un mal sueño como venía siendo habitual en las últimas noches.
Así es que tenía que abrir los ojos de una vez, poco a poco comencé a despegar mis párpados, sentí un pequeño mareo al hacerlo y mas aún cuando al abrirlos pude comprobar que no estaba en mi sofá negro, ni siquiera era mi casa. ¿ dónde estaba?.
Me incorporé a duras penas horrorizada porque nada había sido un sueño, seguía en aquella terrible cabaña .
- ¿ Te encuentras bien? – La voz que me había susurrado antes de desmayarme me preguntaba que si me encontraba bien, era la misma voz que hacía unos días me había perdonado la vida, pero ¿ dónde estaba? No podía ver a quien correspondía esa voz.
- Si, creo que si- contesté por cortesía, no quería enfadarle, pues no sabía lo que me esperaba.
- Te has desmayado – la voz volvió a dirigirse con esa armonía que ya una vez me había parecido escuchar, aquella primera vez que estuve allí. – Creo que te asustaste demasiado- ¿Demasiado? Pensé para mis adentros, estaba aterrorizada y no era para menos.
- Lo sé- dijo la voz - ¿qué sabe? Pensé.
- Se que tienes motivos para asustarte – pero... ¿ qué....? estaba confusa, ni siquiera había dicho nada y ya me respondía...
- No quiero asustarte, no quiero seguir asustándote no era eso lo que pretendía.- por fin me atreví a preguntar en voz alta:
- ¿ Quién eres?
- ¿Acaso importa? - contestó
- ¿Por qué no puedo verte? – pregunté de nuevo temiendo que alguna de mis preguntas le molestara , pero su tono de voz me decía lo contrario, no estaba molesto conmigo .
- No conviene que me veas, todo se complicaría aún mas

- ¿ Complicarse dices? Esto... esto es de lo mas surrealista, desde que he llegado aquí no dejan de pasarme cosas ¿ y dices que aún puede complicarse mas?

- Tranquilízate Sylvia
- ¿ Cómo has dicho? ¿ sabes mi nombre? ¿ Cómo sabes mi nombre? – sentía que del miedo pasaba a la confusión y de la confusión al enfado en cuestión de segundos, aquella voz siempre iba por delante mía, apenas terminaba la pregunta la voz ya me estaba contestando. Iba a preguntar donde estaba Rusty pero una vez mas aquella voz se me adelantó.
- Rusty está bien, te espera fuera.
- ¿ Que ha pasado? ¿ por qué me agarraste? Sólo quería a mi perro...
- No era tu perro hacia lo que te dirigías

- ¿ entonces que era?
- Un lobo
- ¿Un lobo dices?
- Deberías hacer mas caso a tus padres y no adentrarte en el bosque, no es el lugar mas seguro.
- Así que ¿me has salvado?
- Solo estaba aquí. Tienes que marcharte, se hace tarde, tus padres están preocupados.
- ¿ como te llamas?- pregunté, pero no obtuve respuesta, tan solo silencio, la voz aterciopelada y dulce se había desvanecido y el ser que la acompañara se había marchado con ella.
Allí ya no había nadie .Me incorporé y me dirigí hacia la salida. Allí me esperaba Rusty, estaba perfecto, no tenía ni un signo de haberlo pasado mal, me dio tanta alegría que olvidé todo lo demás.
Llegamos a casa justo a la hora de la cena, mi familia se mostró feliz de que nuestra mascota estuviera de nuevo en casa.
Cuando subí a mi habitación me sentía agotada, otro día de emociones en Forks, pensé y me quedé dormida casi al instante.