Otra alternativa ( capítulos 16y 17)

Ansias
No pegué ojo en toda la noche. Mi mente reproducía una y otra vez el encuentro con Edward, se me hacía raro llamarle por su nombre, hasta entonces había sido mi ángel dorado, pero entendía que el termino ángel no era lo mas apropiado para un vampiro.
Tenía tantas preguntas... por ejemplo, ¿ qué fue de su familia?, ¿ qué paso realmente con la hija del jefe Swan? Y sobre todo ¿ un vampiro? Que hacía un vampiro escondido en el bosque? ¿ por qué se escondía? ¿ De quién?
Al despertarme comprobé con satisfacción para mi que el cielo estaba encapotado, podría salir sin problema .
Desayuné lo mas rápido posible y salí con Rusty de casa. Me dirigí hacia la vieja cabaña donde esperaba encontrar a Edward Cullen.
No me anduve con rodeos, al llegar grité su nombre. Enseguida , noté como algo tocaba el hombro, Un escalofrío recorrió mi espalda. Al girarme me encontré con los ojos mas maravillosos que había visto nunca. Una sonrisa bobalicona se me dibujó en el rostro mientras nos mirábamos. Edward volvió a advertir mi fascinación y comenzó a reírse. Abrumada, desvié mi mirada disimulando todo lo que pude.
-Eres una cabezota muy curiosa- me dijo mientras acariciaba a Rusty.
- Lo sé, no he dormido en toda la noche, tengo muchas preguntas.
- A cual quieres que conteste primero?- dijo mientras me miraba fijamente.
- Primero tendré que formulártelas o¿ acaso sabes ya que quiero preguntarte?
- Algo así...

- ¿Además de vampiro lees las mentes? – me extrañé de la forma tan natural en la que me salió la palabra vampiro, pero aun mas cuando Edward contestó afirmativamente a la pregunta que le había formulado. Desee que se abriera un agujero en la tierra y me engulliese sin dejar ni rastro de mi, pues era obvio que si Edward me leía la mente había escuchado mis mas íntimos pensamientos con respecto a él, le miré y por su expresión pude adivinar que así había sido, me sentí muy incómoda con la situación y ya no estaba segura de si quería quedarme o saldría corriendo por la vergüenza que estaba pasando en ese momento.
Pero una vez mas la voz cálida y dulce de Edward volvió a sosegarme y tranquilizarme.

- No debes de avergonzarte, soy yo quien debe pedirte disculpas, intento no invadir tu intimidad pero me es muy difícil no escuchar lo que piensas.
- No se que decir... estoy tan avergonzada... bueno tu debes saber como me siento, al fin y al cabo entras en mi mente y como podrás comprobar ahora mismo padece de un estado de shok. – Edward sonrió y desvió la conversación en otra dirección, fui consciente de que lo hizo por mi.
- ¿ Te gusta mi habitación? - preguntó interesado

- Si, es genial, ese ventanal es maravilloso, es la mejor de todas- sabía que estaba en desventaja con respecto a él, pues al tiempo que contestaba me preguntaba de qué servía si él ya conocía la respuesta que le iba a dar de antemano, era algo realmente incómodo.

- ¿ Puedo pedirte algo? Me preguntó mirándome muy fijamente a los ojos- No contesté, pero igualmente el escuchó mi respuesta
- ¿ Puedes olvidar que puedo leer la mente? – su pregunta era mas que una petición una súplica, entendí entonces que no solo era incómodo para mi, el también lo pasaba mal con aquello, pese a que a veces le hiciese pasar divertidos momentos con mis paranoias.
- Lo intentaré... pero es difícil, no se como debo comportarme, me siento cohibida.
- Lo sé, pero haz un esfuerzo. Yo te prometo que intentaré no profundizar en tus pensamientos, aunque eso no signifique que no los escuche, es algo que no puedo evitar, lo siento.
- De acuerdo.- terminé por conformarme, pues sabía que no le podía pedir mas.
- Entonces...¿ seguimos por donde lo habíamos dejado?
- ¿ Dónde lo habíamos dejado? Pregunté confusa
- Tenias preguntas... ¿ Qué quieres saber?
- Oh.. si ya recuerdo... ¿Por qué estas aquí? ¿ tu familia no se mudó?
- Si, ellos se mudaron a Alaska yo pasé una temporada con ellos, después regresé.

- ¿Por qué?-Insistí en este punto, pues me costaba entender porque edward vivía lejos de los suyos, pero sobre todo me costaba entender porque no lo hacía con Bella

- Tengo algo con este lugar... aquí hay demasiadas cosas de las que no puedo desprenderme. – Su semblante era serio, parecía triste, debió de darse cuenta de que me percaté y cambió de expresión.
- ¿ es todo lo que quieres saber? – me preguntó
- En realidad quiero saberlo todo, pero no quiero que me cuentes nada que no quieras contar-
- ¿ Desde el principio?
- Desde el principio, tengo tiempo.

Una historia de Amor
Edward me contó parte de su vida como humano, al menos lo que recordaba, también me habló de sus padres, en concreto de su madre .
Había sido convertido con 17 años, Carlisle le había “salvado”de morir de fiebre española. La conversión había sido dura, muy dolorosa, no se porqué hacía especial hincapié en esto, quizás quería dejar bien claro que no era nada recomendable convertirse en vampiro.
Me confesó los años que había pasado lejos de Carlisle y que nada tenía sentido para el, la soledad a la que el mismos e había expuesto y como junto con Carlisle había conseguido alimentarse solo de animales.
Me habló de su familia, de sus hermanos. Su expresión melancólica cambió cuando comenzó a hablar de cada uno de sus miembros.. En especial de Alice, debía de haber una gran sintonía entre ambos. Desee conocerlos a todos, no pude evitar pensar esto con todas mis fuerzas y sé que Edward lo escuchó pero no hizo comentario alguno.
Me habló de su casa, de cómo pasaban el tiempo, ya que disponían de mucho, de la caza, de sus habilidades y de otros clanes de vampiros que existían. Esto me dejó helada, no pensé que estuviésemos rodeados por vampiros y peor aún... ellos no cazaban animales sino, vidas humanas.
Después de estar un par de horas contando su historia y yo preguntando como una reportera del Times, dio por finalizado su relato.

- Preferiría que no habláramos de ello – contestaba a la pregunta que estaba apunto de formularle.
- ¿ Por qué? Insistí
- Es.. doloroso para mi
- Entiendo..
- Sé que quieres saber, pero no se si voy a ser capaz de... – cogió aire y cerró la boca, por un momento temí que se ahogara pero cuando le vi mirarme con cara de incrédulo caí en la cuenta de que eso era imposible, me había escuchado si, que difícil era esto..
- ¿No sabes si serás capaz de hablar de Bella?- lancé la pregunta lo mas rápido que pude, esperanzada de haberle pillado por sorpresa, pero la verdad lo dudaba.
- No podía ser, ella era demasiado frágil, yo solo he querido protegerla, esto ha sido lo mejor.
- ¿ lo mejor para quien? ¿Para ella o para ti? -pregunté aun sabiendo que podría molestarle
- Para ella, yo ya estoy condenado.
- ¿No había otra manera de hacerlo? La abandonaste, quién abandona a la persona que ama?
- Solo alguien que ama de verdad y no quiere poner en peligro su vida
- Dicen... bueno, cuentan que Bella quería ser...
- ¿ Como yo? Si, es cierto. Nunca le haría esto a nadie.
- ¿Tan malo es?

- Es una vida eterna y cada día hay que luchar contra uno mismo para no caer en... en tentaciones- cuando dijo esto me miró de una forma extraña, tengo que confesar que sentí miedo.algo que sin duda el no pasó por alto.
- ¿ Eras tu quien rugía cuando encontré todas esas cosas en el garaje?
- Si, son mis recuerdos, creí que nadie los encontraría jamás.
- Debiste llevarlos contigo, yo siempre lo hago. Te devolveré todo, te gustará tenerlo.
- No, no lo quiero solo serviría para que me sintiese peor.
- ¿ Aún la quieres?
- Con toda mi alma, no he dejado de amarla ni un solo segundo desde el primer día que la vi – Estas palabras aplastaron mi pobre corazón que a estas alturas suspiraba por Edward . El o no se dio cuenta o fingió no darse por enterado.
- ¿ Por qué no la buscas? Su padre me contó que ahora vive en Florida.
- No puede ser, Bella me ha olvidado, tiene una vida feliz
- Es imposible olvidarte... – me arrepentí al momento de haber dicho esto, al menos en alto, Edward una vez mas haciendo gala de su caballerosidad no hizo comentario alguno. Miré el reloj, era tarde y comenzaba a sentirme cada vez peor, no sabía exactamente que me ocurría aparte de una gran fascinación por aquel chico que resultaba ser un vampiro. Sabía que había algo mas, tenía que irme si no quería que Edward me descubriese, no quería reconocerle ni a el ni siquiera a mi misma que estaba enamorándome.